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Nuestra historia está plagada de reclamos por un cambio, en algunos casos deja al descubierto la injusticia de algunos sectores de la población y en otros lo peor del ser humano. Pero, ¿qué es el cambio? ¿a qué nos referimos cuando hablamos de un cambio? ¿existe alguna posibilidad de alcanzarlo?

Para comprender con más exactitud a qué nos referimos, es necesario saber su significado. Al parecer hay un consenso sobre a que se refiere, independientemente de la fuente consultada, hace referencia a modificar o reemplazar su estado original.

Acción y efecto de cambiar.

Definición por la RAE

Ahora comprendemos con una mayor certeza en qué consiste. A pesar de ello, es vital la claridad sobre el punto al cual nos referimos, en caso contrario podríamos incitar un conflicto mayor y nuestras intenciones de un cambio favorable sería todo lo contrario.

Si damos una mirada general a las razones por qué las personas exigen un cambio, nos daremos cuenta que sus exigencias por lo general son las mismas. Todo inicia con un descontento de las presentes circunstancias, como puede ser las complicaciones económicas y la dificultad de acceso a ciertos recursos, productos o servicios.

Como vemos, exigir un cambio justificado no es solo expresarlo verbalmente, debemos tener una justificación para que sea permanente. Al trasladarlo a un contexto más local, no podemos ignorar la realidad de millones de personas, muchas de ellas en el mejor de los casos luchan diariamente para sobrevivir. La falta de oportunidades es generalizada, aunque escuchemos o conozcamos casos de éxito, no significa que sea la regla. Desgraciadamente, es un caso esporádico.

En este momento tenemos un panorama más amplio y cuando realizamos un recorrido de la historia de Colombia, surgen en nosotros sentimientos encontrados. Aunque es evidente el progreso de nuestra nación, lamentablemente se queda corto con las necesidades insatisfechas durante años de olvido por parte del Estado y sus dirigentes.

Por este motivo, no es de extrañar el estallido social por todo el territorio colombiano en los últimos años. Las inolvidables protestas de noviembre del 2019 y febrero de 2020 dejaron en descubierto a un pueblo maltratado, sin voz y sin representación; también nos encontramos con un Proceso de Paz incumplido, los mal llamados “falsos positivos”, la impunidad constante de corruptos en el poder, grupos al margen de la ley hambrientos de poder que desangraron a un pueblo inocente, los asesinatos despiadados de nuestros líderes comunitarios y políticos.
Entonces, ¿necesitamos más razones para pedir un cambio? La respuesta es contundente, nos sobran razones y por este motivo necesitamos más que nunca tomar conciencia, tener conocimiento de nuestros derechos y cómo exigirlos. Es hora de levantar nuestra voz y sostenerla en alto hasta el cumplimiento de nuestros reclamos, desfallecer ahora puede ser la perdición futura.

Nuestra lucha no ha hecho más que empezar, tenemos la esperanza de una Colombia justa y en paz, donde se motive el emprendimiento en vez de castigarlo, un lugar donde trabajemos juntos con la naturaleza y zonas rurales en proyectos económicamente sostenibles.

¡Vamos por el cambio!